Los seres humanos tienen una gran cantidad de reacciones o de instintos automáticos a responder a ciertas situaciones. Por ejemplo, quitar su mano de una estufa caliente y la sensación de miedo cuando un objeto grande está amenazando machacarlo. Todos los instintos han sido formados por la selección natural y son adaptaciones para la supervivencia.
El deseo para las posesiones es una parte fundamental de la naturaleza humana y evolucionada del comportamiento territorial de muchos monos. Los seres humanos protegen al territorio, a los objetos, a los compañeros, y a niños que creen para ser los suyos. Son más probable sobrevivir con este instinto posesivo que sin él porque podrían conseguir y guardar los objetos útiles que ayudarían a su supervivencia. La sensación de los celos se presenta cuando una persona quiere las posesiones de otra persona, y consecuentemente las posesiones se guardan cuidadosamente.